Discos: Overkill – “Scorched” (2023)
Un golpe de autoridad por parte de los eternos thrashers
Nuclear Blast
Por: Alejandro Bonilla Carvajal
Son 43 años los que lleva Overkill facturando riffs veloces con toda la tralla en el apartado rítmico. Es uno de los números primarios del thrash metal, y en la actualidad siguen reinando con lo que mejor que saben hacer. «Scorched» es el álbum número veinte de estudio en su haber —háblenme de constancia— y se tardó en salir por culpa de las dilaciones pandémicas.
Los últimos trabajos de estos sanguinarios originarios de Nueva York han demostrado tener mucha vitalidad y pesadez. Es increíble cómo pueden dar más vueltas a la rosca y encontrar piezas valiosas. En este trabajo tenemos diez cortes que son toda una paliza.
A sus 63 años de edad el cantante Bobby «Blitz» Ellsworth mantiene su corrosivo timbre. Le acompaña como es habitual el bajista D.D. Verni. Juntos compusieron todo el material.
Acá no hay lugar para baladas o experimentaciones. Son temas que te agarran por el cuello y ponen tu craneo contra la pared. La escucha es intensa más no agotadora, ya que el quinteto, complementado por los guitarristas Dave Linsk y Derek Tailer más el baterista Jason Bittner, se la ingenia para sonar fresco y entretenido de comienzo a fin.
La grabación parte con un solo de guitarra y rápidamente el grupo se encoleriza en la canción que bautiza a este trabajo; algo que traduce «chamuscado». Y es que vaya que la cosa es infernal. Con la muy directa ‘Goin’ Home’, que se va abriendo melódicamente. Resulta encantador el balance en las cuerdas.
En la machacona ‘The Surgeon’ apreciamos el golpe del bajo de Verni. Este fue el primer sencillo y da buena cuenta de la adrenalina que rebosa en este disco de 51 frenéticos minutos. A continuación encontramos ‘Twist of the Wick’ y ‘Wicked Place’, un poco más complejas de estructura. La primera con algunos ornamentos melódicos y la segunda con todo el groove para hacerte levantar el puño y cerrar con un temeroso violín.
La producción estuvo a cargo de la propia banda. Pese a la riqueza instrumental y vozarrón de Ellsworth, por momentos se aprecia algo comprimido el sonido. La mezcla estuvo a cargo de un maestro como lo es Colin Richardson (Carcass, Sepultura), pero creo que pudo ser algo mejor. No obstante eso no impide disfrutar esos punteos afilados con el baquetear a a máxima potencia de Bittner.
Overkill extiende el elástico con la muy ochentera ‘Won’t Be Coming Back’ que resulta adictiva. Acto seguido ‘Fever’ muestra una faceta más psicodélica, con momentos agresivos y otros más densos. El gran protagonista es Ellsworth que tira de ese «Fever» como un poseído.
El desenlace de esta maravillosa obra viene con el acelerador a fondo en ‘Harder They Fall’, mientras que ‘Know Her Name’ tiene unos acordes más robustos con bastante peso en el bajo y el doble bombo. El último tema es puro pugilato. ‘Bag O’ Bones’ cierra con toda la mala leche necesaria.
Perros viejos. Amos de su oficio. Overkill sabe cómo hacer de su género algo que borre la modorra por completo y deje una sonrisa en el oyente. Increíble que una banda de este calibre solo haya pisado dos veces nuestro país. Con un disco así de exquisito apetece verles pronto interpretarlo en directo.