Reseña Rock al parque 2018
»Porque el rock lo es todo»
Este es un comentario personal acerca de cómo viví el Rock al Parque este año. No voy a contarles puntualmente sobre cada banda, eso ya lo hicieron en otros portales, con total profesionalismo y excelentes fotografías. Me parece más pertinente contarles sobre mi experiencia y mirada, no solo como periodista, sino como asistente entre el público general (entré como una rockera común y corriente, haciendo fila y con requisa hasta en el brassier y todo –por cierto, se demoraron mucho con eso-Jajaja) y mis expectativas para el otro año. Aquí va:
Cada año, hay una cita a la cual los verdaderos rockeros de corazón no pueden faltar: «Rock Al Parque», que se ha consolidado como uno de los festivales gratuitos más importantes de Colombia y Latinoamérica. Este año en su versión número 24 se presentaron bandas de alto nivel y distintos subgéneros. Invitados internacionales, bandas de intercambio, grupos nacionales y ganadores de la convocatoria distrital.
En total fueron 55 agrupaciones que entregaron lo mejor en tarima. Este evento puede ser, sin lugar a dudas, uno de los espacios más importantes para darse a conocer, o consolidar la carrera de los artistas.
El escenario es el tradicional Parque Simón Bolívar, con capacidad para recibir alrededor de 75.000 personas por día, y que cada año va mejorando en su infraestructura y espacios para que los asistentes se sientan cómodos. Fueron tres las tarimas dispuestas para recibir a los artistas: los escenarios Plaza, Eco y Bio.
Se contó con un excelente sonido, luces y varias pantallas para poder ver los espectáculos desde cualquier lugar, además de varios lugares de hidratación (aunque hicieron falta más); zona de comidas con una oferta muy completa, sitio para sentarse y descansar; techado por si llovía (cosa que extrañamente no sucedió), hamacas para pegarse un sueñito y stands de las marcas patrocinadoras y activaciones de marca.
También había espacios para demostrar las habilidades con los instrumentos musicales en la llamada «Batalla Rock» y hasta estuvo presente el mítico cerdito volador de Pink Floyd «Algie» haciéndole propaganda al próximo concierto de Roger Waters. ¡Todos estaban invitados a esta gran fiesta! Llena de tolerancia, diversidad y buena energía, todo bajo el lema de este año: #ElRockLoEsTodo.
Para resaltar, la transmisión de Canal Capital, de muy buena calidad, que acercó el Festival a las personas que por diferentes motivos no pudieron asistir. Así mismo la labor de la prensa, a los grandes medios como también los independientes, con menciones en redes sociales sobre lo que iba sucediendo, aunque también se escuchó la queja de varios periodistas y fotógrafos, porque al parecer varios medios o personas que no realizan ningún tipo de labor fueron acreditadas, y otros medios que si trabajan día a día no fueron tenidos en cuenta. En fin, esperamos que para el otro año se mejoren los filtros y este tipo de cosas.
La selección de las bandas fue acertada en su gran mayoría, aunque se escuchaban varios comentarios dentro del público como que «Ha bajado de calidad», «Ya no es lo que era antes», «Deberían traer una banda realmente de peso pesado», «Como que le bajaron el presupuesto al evento este año». Cierto o no, realizar un espectáculo de este nivel es algo complicado, y no es fácil complacer a todos los gustos.
Dentro de las bandas más esperadas y que más disfrutó el público el primer día, dedicado tradicionalmente al metal, estuvieron Dark Tranquillity, Dark Funeral, Cattle Decapitation, Suffocation, Angelus Apatrida, Implosion Brain y por supuesto Masacre, desde Medellín, con un show de celebración por sus 30 años de carrera artística. Empezando a las 3 de la tarde y con un buen clima, los asistentes disfrutaron de una grandiosa inauguración, muchas chaquetas de cuero, taches, peinados y estilo punk.
Para el segundo día con más variedad, rock alternativo y bandas jóvenes, los asistentes estaban ansiosos por ver a Desnudos en Coma, The Inspector Cluzo, Walls of Jericho, Suicide Silence, y Rocka que siempre desprende la mejor energía en tarima. Esta es una banda para resaltar por su calidad, carisma y proyección, su cantante Julián Orrego siempre lo entrega todo en el escenario y con picardía sabe manejar perfectamente cualquier situación.
Como gran sorpresa de la segunda jornada se presentó la agrupación Machingon de México, que, aunque no es muy conocida en nuestro país, gustó mucho por su ritmo pegajoso —llamado por ellos mismos como «Guaracha Pogüer»—, por las letras de protesta contra el gobierno de Donald Trump, por sus máscaras de luchadores, por expresar su cariño para con esta nación hermana y hasta le hicieron un homenaje al ídolo de música ranchera de muchos (me incluyo) Vicente Fernández, de verdad que fue un show bien chingón y «a toda madre» como dicen allá.
El punto negativo del segundo día seria sin lugar a dudas el «Colectivo» Pussy Riot, quienes aparte de tener un retraso de 30 minutos, hicieron una presentación floja y aburrida, que más parecía una lectura de manifiestos de crítica social que nadie entendió, con cortes para hacer aeróbicos. Nada de instrumentos, nada de concepto musical, nada de voz, nada de arte. Salieron a escena con los rostros cubiertos por pasamontañas verdes y nadie entendió nada. Para completar, la controversia fue mayor, al corroborar que esa agrupación agradecía al público de Edimburgo en sus redes sociales y por ningún lado se mencionaba a Colombia. ¿Estuvieron o no estuvieron? Ellas controversiales como siempre. Dicen que se presentó una de las fundadoras llamada Nadya pero aún no estamos seguros si fue Nadya o nadie (?).
Para el día del cierre, se le dio lugar al punk, ska y rock alternativo. El día ya no asomaba tan soleado y caluroso como los dos anteriores, con una leve llovizna en su comienzo, pero nada que temer, el público esperaba escuchar a Alfonso Espriella uno de los ganadores de la convocatoria distrital, así como a Durazno, Skampida y Ship. También asistieron bastantes seguidores de bandas como Nadie, La mojiganga, la Chiva Gantiva, V for Volume y los grupos internacionales Liniker e os Caramelows, Lee Ranaldo Trío, Kadavar y por supuesto el cierre de lujo con la agrupación Pennywise que se convirtió en una de las mejores presentaciones de todo el Festival.
Hubo cosas muy positivas este año, pero también se cometieron errores, hay que decirlo: Uno de los grandes faltantes a esta cita fue el parche de «Échele cabeza», una organización que analiza las dosis de droga en busca de ingredientes letales e incentiva al consumo responsable, ¡y no fue porque ellos no quisieran!, sino porque infortunadamente al parecer este año esa no fue una prioridad en el presupuesto de la alcaldía (según ellos mismos anunciaron en sus redes).
Veo como una falta grave la falta de presencia de una iniciativa como esta en el Festival, puesto que no podemos tapar el sol con un dedo y pensar que con una requisa profunda y minuciosa se va a evitar el consumo de este tipo de sustancias. Por el contrario, la ausencia de este espacio para verificar qué es lo que la gente se mete, hace más peligrosa esta situación. Siento decirlo, pero adentro hay vendedores de droga, no sé cómo hacen para entrar, pero es una realidad innegable; se vende aguardiente y otro tipo de licor sin ningún control de calidad. Ya es hora de abrir los ojos y ser conscientes de las cosas.
Sé que en Colombia tal vez nos falta mucha cultura ciudadana para poder comprar y tomar cerveza o algún otro licor dentro de este tipo de eventos públicos. Tal vez aún estamos muy lejos de México, Chile, o países europeos en los que la cerveza Corona y hasta el whisky lo llevan hasta el sitio donde uno se encuentre. Pero deberían analizarse estas cosas y buscar otras soluciones. Es preferible comprar licor en un sitio confiable y con todas las de la ley y no ilegal y tal vez adulterado; tampoco estoy diciendo que se deben colocar dispensarios de marihuana, perico, poper y tusi… Take, tarake take… pero si alguien lleva o compra adentro, no estigmatizar, reprimir y juzgar; por el contrario, lo que se necesita es educar y prevenir. Hacer las cosas bien.
Para finalizar quiero decir que realmente me divertí en este Festival. Siempre es grato escuchar buena música, encontrarse con amigos, reírse, conocer bandas nuevas, ver pintas diferentes, ideas para cortarse el pelo y sentir que, a pesar de los años, me sigo sintiendo joven, sigo sintiendo esa emoción de llegar y ver tanta gente alrededor de la buena música. El primer Rock al Parque al que asistí fue cuando tenía 15 años, 8 años después hice mi primer video para una clase de la universidad haciendo de reportera con dos amigos a los cuales disfracé de metaleros para salir en cámara (proyecto guardado en diskette y desaparecido el día de hoy). Actualmente sigo en las mismas, tratando de hacer algo por la música que tanto me gusta. Algunos dirán que nunca maduré, yo digo que nunca envejecí (Diferentes puntos de vista).
Espero que ustedes hayan disfrutado tanto el festival como yo, y que nos veamos el año próximo en la celebración de sus 25 años. Ojalá con bandas de igual o mayor nivel, que estén presentes los de «Échele Cabeza cuando se de en la cabeza», que ya se pueda comprar cerveza y bebidas legales y no piratas y adulteradas, que no nos metan gato por liebre (Pussy Riot), que pongan más canecas para la basura (y se pueda reciclar) y roguemos a los cielos para que no llueva.
¡Hasta el 2019! Estaremos un poco más viejos, pero es seguro que seguiremos con el espíritu joven y siempre dispuesto a rockear, porque como dice el lema #ElRockLoEsTodo. ¡Que viva el roooooock!
Fotografías: Yesid Sandoval
Aquí los videos que resumen estos tres grandiosos días,
Crédito: Idartes